Los europeos consumimos al año casi 26 kg de ropa y nos desprendemos de unos 11 kg de textiles. Muchos dicen que la moda es la segunda industria más contaminante del planeta y aunque pueda ser difícil comprobar la veracidad de esa información – desagraciadamente muchos sectores competimos por el podio-, sí es cierto que el consumo marca el impacto de nuestra industria. 

En los últimos años, el auge del fast fashion y de la moda de usar y tirar, ha agudizado la necesidad de reflexionar de manera colectiva sobre cómo podemos ser mejores como sector. Las marcas debemos avanzar en el camino de las alternativas sostenibles a la hora de diseñar y producir; pero no podemos recorrer ese camino en solitario. Cada vez que compramos una prenda de ropa, estamos tomando una decisión determinante para el futuro de nuestro planeta. Optar por marcas y empresas que cuentan con alternativas más sostenibles no solo es progreso, sino que también es un compromiso con la sociedad y con el planeta. Hace tres años lanzamos la campaña Piensa. Luego Compra, en la que animábamos a nuestros clientes a reflexionar sobre cada prenda que adquirimos. ¿Te queda bien? ¿Es tu estilo? ¿Te durará? ¿Lo necesitas? Lo escribimos en nuestros escaparates, en los probadores, en los tickets. Estamos convencidos que es necesario consumir menos, pero mejor. Y que debemos hablar de ello. 

Apostar por un consumo más pensado es la única forma de ralentizar el ciclo de deshecho de prendas textiles. La moda lenta solo es posible con prendas pensadas para durar en el tiempo y con un diseño atemporal, que no se estropeen con dos lavados o que pasen de moda de una temporada a otra. La preocupación por el respeto al medio ambiente forma parte de la ética de nuestra marca desde hace décadas. Hoy contamos con un plan de impacto positivo que nos empuja a materializar esa apuesta por la sostenibilidad en cada una de nuestras acciones.

 Analizamos alternativas más sostenibles para la producción de nuestras prendas y nos ponemos objetivos para avanzar en su utilización. Incluimos en nuestra colección prendas confeccionadas con materiales como el tencel lyocel, procedente de bosques gestionados de manera responsable. 

Exploramos cómo diseñar reduciendo el desperdicio textil con una colección limitada llamada Zero Waste en lino europeo, pensada desde el patronaje para aprovechar el máximo de tela posible. 

Nos comprometemos con el resto de seres vivos con los que compartimos el planeta. Hace una década que abandonamos el empleo de pieles en nuestras prendas y la mayor parte de nuestros bolsos son hoy veganos. 

Evaluamos nuestro consumo de agua y electricidad para generar nuevas eficiencias en los más de 340 puntos de venta que tenemos en todo el mundo. Colaboramos en un proyecto de I+D+i para convertir nuestras antiguas perchas en perchas recicladas y reciclables. Diseñamos tiendas más sostenibles, apostando por materiales honestos y de kilómetro cero, evitando el pintarlos o recubrirlos de otros materiales no orgánicos. Valoramos la belleza de lo desigual aprovechando materiales que provienen de deshecho. El suelo de nuestra nueva tienda en Ourense está elaborado a partir de tablones de castaño desiguales que hemos evitado cortar para aprovechar todo el material. 

Nos alineamos con los objetivos de desarrollo sostenible. Formamos a nuestros profesionales en nuestras elecciones más sostenibles. Aprendemos para intentar ser mejores.

La sostenibilidad no es una perfección que podamos alcanzar. Cada día avanza un poco más y nos obliga a volver a comenzar de nuevo. Pero es un camino que merece la pena recorrer. Al final y al cabo, no hay planeta B en el que podamos resguardarnos.