Tribuna
La debida diligencia en sostenibilidad, palanca para seguir mejorando
Clara Rey
Directora de Sostenibilidad
El pasado 10 de diciembre celebramos el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un hito histórico adoptado en la Asamblea General de Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial. La relación entre las empresas y los derechos humanos ha cambiado mucho en estos años, desde un protagonismo menor a la sombra de la gestión de los estados hasta el papel crucial que tiene en la actualidad. Las empresas somos clave en el impulso que Naciones Unidas quiere dar para reavivar la esperanza de los derechos humanos para todas las personas.
En Repsol hemos celebrado hace unas semanas nuestra posición de liderazgo mundial en el Benchmark más prestigioso en derechos humanos, el Corporate Human Rights Benchmark (CHRB). Es un reconocimiento que queremos compartir con el Pacto Mundial de la ONU en España, un actor clave para el desarrollo de los derechos humanos en las empresas.
Estas celebraciones no nos deben hacer olvidar que tenemos mucho trabajo por delante, debemos abordar de forma eficaz y eficiente las exigencias de nuestros grupos de interés y las nuevas regulaciones europeas sobre reporte y debida diligencia en derechos humanos. Para afrontar estos retos, las compañías debemos hacer reflexiones y adoptar compromisos claros.
En primer lugar, me gustaría destacar el papel de la alta dirección, que transmite el firme compromiso de respeto a los derechos humanos tanto internamente, respaldando el marco normativo y los instrumentos de gestión y seguimiento que se van articulando, como externamente, a todas nuestras partes interesadas en los foros públicos en los que participa.
La sostenibilidad y los derechos humanos no pueden abordarse de forma aislada; por el contrario, es un esfuerzo colectivo que requiere alianzas externas sólidas, pero también de una transversalidad interna en las compañías. Externamente, las compañías responsables, no competimos en materias como sostenibilidad y derechos humanos, así que las alianzas y los foros de aprendizajes son buenos puntos de encuentro con otras empresas, tercer sector, organizaciones internacionales, etc. Internamente, se debe conseguir el alineamiento de muchas áreas para trabajar de forma coordinada y con objetivos comunes. Sostenibilidad, compliance, compras y contratos, recursos humanos, comunicación y riesgos son algunas de las áreas que promueven el mejor desempeño en materia de derechos humanos. En Repsol llevamos años destacando la importancia de tomar la iniciativa y gestionar de manera efectiva los aspectos sociales y ambientales. Nuestras operaciones se desarrollan en muchos países con marcos regulatorios muy diferentes. Esto supone un desafío en el día a día de las operaciones, especialmente en aquellos casos donde el nivel de exigencia legislativo es bajo. Esta anticipación se consigue a través de un marco normativo interno claro y exigente, basado en los más altos estándares internacionales, que asegure el cumplimiento de los marcos regulatorios en todos los países. Por ese motivo, la llegada de la nueva Directiva europea en debida diligencia en sostenibilidad corporativa no solo es vista en nuestra compañía como una obligación, sino como una palanca de mejora y una oportunidad para crear valor a largo plazo, tanto para las empresas como para la sociedad en su conjunto.
En conclusión, el compromiso de Repsol refleja su convicción de que un enfoque de derechos humanos no solo es esencial para el bienestar del planeta y de las personas, sino también para el éxito empresarial. Alianzas como el Pacto Mundial de la ONU potencian la relevancia de las empresas como agentes de cambio que, a través de acciones concretas, crean impacto positivo en la sociedad.
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