Alimentar a una población mundial de 9.100 millones de personas en 2050 exigirá aumentar un 70 % la producción de alimentos, respecto a la primera década de este siglo, según FAO. Un desafío de tal calibre exige volcar todos los esfuerzos posibles en garantizar no sólo el bienestar de los ecosistemas que permiten producir estos alimentos, sino también la prosperidad de quienes los producimos responsablemente, en ocasiones, los grandes olvidados. A este respecto los productos pesqueros y, concretamente el atún, representan un caso paradigmático.

En concreto, las especies de atún representan más del 8 % de los productos del mar que se comercializan en el globo y el 20 % del valor de la pesca mundial. Además, casi la mitad de los países del mundo, concretamente 96, entre ellos España, tenemos flotas dedicadas a la pesca de atún en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, y son igual de numerosos los países altamente dependientes de esta pesquería para su bienestar nutricional, su seguridad alimentaria y su desarrollo socioeconómico. Unas cifras que multiplican más si cabe la relevancia de lograr una gestión sostenible a largo plazo de las poblaciones de atún, que permita seguir proporcionando alimento y mantener nuestro medio de vida a miles de pescadores.

En este contexto, es innegable que aún existen problemas de gobernanza internacional que dificultan esta gestión sostenible, pero deben reconocerse los avances conseguidos, impulsados mayoritariamente por los propios pescadores, y la evidencia científica de que más del 85% de la producción de atún del mundo ya proviene de poblaciones en buen estado, resultado de un ejercicio colectivo de pescadores, políticos y sociedad civil en la gestión sostenible de las poblaciones de atún.

Para seguir avanzando, desde la flota atunera trabajamos en tratar de obtener el reconocimiento del mercado a la garantía de la sostenibilidad integral de nuestras capturas y de nuestra actividad pesquera. Un camino por el que optamos allá por 2010, convencidos de la necesidad de garantizar y proteger las tres vertientes de la sostenibilidad: social, económica y ambiental; una hoja de ruta alineada con la consecución de los ODS 8 (trabajo decente), 12 (producción y consumo responsable), 14 (uso sostenible de los océanos), 16 (lucha contra la corrupción y el soborno) y 17 (alianzas para la consecución de los ODS).

Desde entonces, hemos promovido un “Decálogo”, evolucionado en 2012 hacia un “Código de Buenas Prácticas”, que venimos aplicando de forma voluntaria para minimizar el impacto de nuestra actividad en el ecosistema marino.

Sobre la base del Código de Buenas Prácticas, con el objetivo de certificar nuestra sostenibilidad en la vertiente ambiental, pusimos en marcha un Proyecto de Mejora de Pesquería (FIP) en 2016, en colaboración con WWF. Este proceso, en el que invertimos 17.3 millones de euros entre 2018 y 2022, nos permitió convertirnos en 2022 en la primera pesquería del mundo en lograr la certificación MSC (Marine Stewardship Council) en los tres principales océanos del mundo, para seis de los 12 stocks que capturamos .

A esta inversión sumaremos siete millones de euros en el periodo 2023-2024 para mantener las certificaciones conseguidas y certificar los seis stocks restantes y, con ello, todas nuestras capturas, unas 380.000 toneladas anuales y el 8 % de las totales mundiales de atún tropical.

Para cerrar el círculo de la sostenibilidad integral de nuestra actividad, en 2017, promovimos la Norma UNE 195006Atún de Pesca Responsable (APR), la primera del sector pesquero mundial en asegurar el cumplimiento de las condiciones laborales a bordo requeridas por la OIT en su Convenio 188, incluso antes de su ratificación por nuestro país. Pero nuestro camino no termina aquí.

Nuestros esfuerzos se concentran ahora en obtener el reconocimiento de las instituciones y del mercado a nuestro recorrido en favor de la sostenibilidad integral para que todas las flotas operemos con las mismas reglas de juego. Porque alimentar a una población mundial en constante crecimiento con uno de los productos pesqueros más consumidos del mundo, exige erradicar todas aquellas prácticas pesqueras ilegales de flotas sin respeto por los derechos humanos de sus pescadores y por la protección del entorno que nos permite vivir de un recurso que compartimos todos.