Cambio climático
Prioridades del secretario general de las Naciones Unidas para 2023
Antonio Gutérres, secretario general de las Naciones Unidas, marcó las siete prioridades para el 2023. Prioridades que, de no atajarse, no podrán parar las agujas del Reloj del Apocalipsis. Una cuenta atrás que ha marcado que sólo quedan 90 segundos para el fin del mundo. Un resultado al que no nos dirigimos de forma sonámbula, sino con los ojos bien abiertos.
“El Reloj del Apocalipsis no es más que un despertador mundial. Tenemos que despertarnos”, señaló el secretario general en su discurso. El 2023 se ha convertido en un año donde confluencian retos sin precedentes. Guerras continuas, la desigualdad, una ardiente crisis climática y la división geopolítica. Es momento de agarrar el timón y virar el rumbo.
Un rumbo altamente cambiante debido a las políticas cortoplacistas que los actores mundiales están llevando a cabo. El sesgo del corto plazo se presenta caduco. Un pensamiento inmoral, contraproducente e irresponsable, según las palabras del propio secretario general. Estas políticas dejan ver las debilidades de la mentalidad actual: el futuro es problema de otros.
Este año, se celebra el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es hora de transformar el enfoque de paz, poniendo en primer lugar, los derechos fundamentales de las personas y la dignidad y, en el centro, la prevención.
Las siete prioridades claves para el secretario general de las Naciones Unidas para 2023 son:
- El derecho a la paz
- Los derechos económicos y sociales y el derecho al desarrollo
- El derecho a un medioambiente sano, limpio y sostenible
- El respeto a la diversidad y la universalidad de los derechos culturales
- El derecho a la igualdad de género
- Los derechos civiles y políticos fundamentos de las sociedades inclusivas
- Los derechos de los que vienen
1. El derecho a la paz
Es hora de invertir recursos en la prevención de conflictos, en herramientas para promover la paz y aumentar la participación de mujeres y jóvenes. Ejes centrales de la Nueva Agenda para la Paz. Un plan para revitalizar la acción multilateral en un mundo en transición y competencia geoestratégica.
Asimismo, se espera que contemple misiones de paz y operaciones antiterroristas de fuerzas regionales con financiación sostenible. Una planificación que incluirá el desarme y control de armas, eliminando las nucleares definitivamente. Cualquier uso, incluido el “táctico”, de alguna de las 13.000 armas nuclear o cualquier uso es absurdo. La guerra nuclear no entiende de juegos. Las prohibiciones internacionales deben incluir los ataques cibernéticos.
2. El derecho al desarrollo y los derechos económicos y sociales
La pobreza y el hambre aumentan en el mundo. Mientras el 1% más rico se ha llenado los bolsillos con la mitad de la riqueza generada durante la última década. Mientras las personas trabajadoras carecen de protección social. La arquitectura financiera global está en el epicentro de los problemas.
Es necesario poner a los países en desarrollo en el centro de las decisiones, enfrentar desigualdades e injusticias. Una nueva arquitectura global que alivie la deuda de los países vulnerables y se encamine al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Es hora de coaliciones que apoyen un reparto global.
El mundo debe unirse para movilizar recursos. Es tiempo de abordar la pobreza, la exclusión y la igualdad de género, la educación de calidad, la atención médica universal, el trabajo decente y la protección social. El Nuevo Contrato Social debe poner el foco en derechos y oportunidades para todas las personas.
3. El derecho a un medioambiente sano, limpio y sostenible.
Reducir las emisiones y lograr la justicia climática son prioridades urgentes. Las emisiones globales han de reducirse a la mitad. La puesta por energías renovables y la descarbonización de los sectores industriales es una apuesta de futuro.
Es necesario un Pacto de Solidaridad Climática donde todos los grandes emisores reduzcan su impacto. Un acuerdo donde los países ricos movilicen recursos financieros y técnicos para apoyar las economías emergentes. Las empresas, inversores y ciudades necesitan objetivos de emisiones más ambiciosos para 2030. Aquellas que se comprometieron con las cero emisiones netas para 2050 deben plantear sus objetivos para 2025 y 2030. Sin olvidar los negocios que se siguen basando en los combustibles fósiles: su producto principal es nuestro problema principal.
Los gobiernos deben dar incentivos a la conservación y la sostenibilidad. La acción en los océanos requiere de nuevas asociaciones y esfuerzos más duros. No podemos seguir con la sobrepesca, la contaminación marina y la extinción de la diversidad marina. La acción climática es la mayor oportunidad del siglo XXI para impulsar todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El derecho al desarrollo necesita de un medioambiente limpio, sano y sostenible. Aún podemos frenar el cambio climático. La guerra sin sentido contra la naturaleza ha de terminar. Nos encaminamos hacia una subida de 2,8º grados y la vida de nuestros océanos se caracteriza por la contaminación, plásticos y productos químicos. Estamos drenando el agua. Hagamos del 2023, el año de la acción climática revolucionaria.
4. El respeto a la diversidad y universalidad de los derechos culturales
“Seamos de donde seamos, vivamos donde vivamos, la cultura es corazón y el alma de la humanidad”, señaló Antonio Gutérres. “La universalidad y la diversidad son fundamentales para los derechos culturales”.
No podemos seguir destruyendo lugares sagrados y promocionando la conversión religiosa y los programas de reeducación. Las minorías étnicas y religiosas, las personas refugiadas y migrantes, los pueblos indígenas y la comunidad LGTBIQ+ son cada más objeto del odio. La diversidad no es una amenaza.
Las plataformas de redes sociales utilizan algoritmos que amplifican los discursos de odio. Tenemos que tomar cartas para luchar contra la desinformación que está circulando en internet. Es hora de detener el odio, ser responsable y crear un código de conducta para la integridad de la información en el mundo digital.
5. El derecho a la igualdad de género
El derecho a la igualdad de género debe ser pleno. Un derecho que pone solución a algunos de los mayores desafíos mundiales. Aunque algunos extremos llaman la atención, la discriminación de género es global, sistemática y generalizada.
La brecha salarial entre mujeres y hombres es enorme, incluso en las economías más avanzadas. “Al ritmo actual, las mujeres tardarían 286 años en alcanzar el mismo estatus legal que los hombres”, señaló el secretario.
La igualdad de género es una cuestión de poder y el “patriarcado”, como indica el secretario general, se está reafirmando. Los derechos sexuales y reproductivos y su protección se encuentran amenazados. Las Naciones Unidas se oponen a todo esto y seguirán luchando por las mujeres y las niñas.
Desde la ONU, nos centraremos en una revisión de las estructuras, finanzas y liderazgo. También, nos esforzaremos en apoyar medidas, cuotas y aumentar la representación de las mujeres. El mundo de la ciencia y las tecnologías están aumentando la brecha de género y no podemos permitirlo.
6. Los derechos civiles y políticos: fundamentos de las sociedades inclusivas
Los derechos civiles y políticos son el fundamento de las sociedades inclusivas. “La libertad de expresión y la participación en la vida política constituyen la esencia de la democracia”, marcó el alto cargo de las Naciones Unidas.
Las nuevas tecnologías no nos pueden servir de pretexto para inventar normativas represivas que controlen la libertad de reunión e incluso de movimiento. Los activistas por los derechos humanos son acosados, detenidos y, en muchas ocasiones, cosas peores. En cada vez más países, los medios de comunicación están en primera línea de fuego. Las personas trabajadoras en medios de comunicación aumentaron durante el año pasado un 50%.
¿Nuestro deber? Apoyar leyes y políticas que protejan los derechos a la libertad y a la libertad de expresión y la independencia de los medios.
7. Los derechos de los que vienen
El cortoplacismo no es un paradigma de futuro. Las amenazas de hoy no sólo afectan a los contemporáneos, también a las generaciones futuras. Es imprescindible tener en cuenta a los que vienen como clave para una buena gobernanza.
Si quieres leer el discurso entero, no dudes en hacerlo haciendo clic en las prioridades del secretario general de la ONU para 2023.
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