Medio ambiente y clima
Biodiversidad: el plan empresarial por salvar la naturaleza
En el siglo XXI, la biodiversidad no es solo un término ecológico, sino un pilar esencial para el desarrollo sostenible y económico global. Tanto es así, que el pasado 17 junio, la Unión Europea aprobó por primera vez la primera normativa en su historia que obliga a restaurar la naturaleza, y no sólo a protegerla, con el impacto positivo que conllevará en la biodiversidad.
Todas las personas dependemos de los servicios de los ecosistemas: desde los alimentos que comemos, el agua que bebemos hasta el aire que respiramos. Sin embargo,las actividades humanas y el avance inexorable del cambio climático han puesto en deterioro los ecosistemas, colocando a 1 millón de especies en riesgo de extinción. En este momento, la pérdida de la biodiversidad y el colapso de los sistemas está percibido como el cuarto riesgo global y empresarial a largo plazo.
En este artículo, exploraremos el concepto de biodiversidad, el impacto del cambio climático sobre la misma y la situación en España y el mundo, así como las empresas pueden actuar para su conservación y mejora.
- ¿Qué es la biodiversidad?
- Cambio climático y biodiversidad
- El papel de las empresas en la biodiversidad
- Diez acciones que pueden aplicar las empresas
1. ¿Qué es la biodiversidad?
La biodiversidad se entiende como la variedad de plantas, animales y microorganismos existentes. Una definición que incluye las diferencias genéticas de casa especie. Por ejemplo, las variedades de cultivos o las razas de ganados. Así como la variedad de ecosistemas (lagos, bosques, desiertos, etc) que albergan interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales) y su entorno (agua, aire, suelo, etc). La biodiversidad, normalmente, se puede dividir en tres categorías:
- Diversidad genética: referente a la información genética de los diferentes seres vivos. El código genético de cada ejemplar es único e irrepetible.
- Diversidad de especies: referido a la riqueza de especies distintas de un área.
- Diversidad de ecosistemas: referido a las áreas geográficas, cuyas características permiten que las especies interactúen, crezcan, etc.
2. Cambio climático y biodiversidad
Como hemos visto al inicio, el cambio climático está poniendo en jaque la biodiversidad de nuestro planeta, afectando a ecosistemas marinos, terrestres y agua dulce, provocando la pérdida de especies locales y la mortalidad masiva de plantas y animales. Sin embargo, las actividades humanas son el principal impulsor de la pérdida de biodiversidad. De hecho, estudios apuntan a que el ser humano ha alterado más del 75% de la superficie terrestre sin hielo y el 66% de la marina.
Esto ha provocado que en el último siglo hayan desaparecido tantas especies como lo que se estimaría en 10.000 años en un escenario normal. En total, el 25% de las especies evaluadas por la IUCN están en peligro de extinción. Si nos centramos en España, a pesar de ser el país con mayor diversidad biológica de Europa, especies como el lince ibérico, el quebrantahuesos y el oso pardo están en peligro de extinción. Y no únicamente hablamos de animales, la degradación de las tierras ha reducido la productividad en un 23% de las áreas terrestres en nuestro país.
En este contexto, el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunning-Montreal (GBF), también conocido como Plan de Biodiversidad, establece entre otros objetivos, 23 metas en esta materia a alcanzar en 2030. Entre ellas, se incluye la conservación del 30% de la superficie terrestre y marina, evitar la extinción de especies amenazadas y reducir la contaminación. Una acción que impediría la desaparición y deterioro de la biodiversidad y los ecosistemas ayudando al logro del 80% de metas de ocho de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
3. El papel de las empresas en la biodiversidad
Las empresas dependen directamente de la salud de los ecosistemas. Desde las materias primas hasta los servicios esenciales, como el agua y el aire limpios, la integridad de los ecosistemas garantiza la disponibilidad de recursos vitales para la producción y el funcionamiento diario de las empresas. Por ejemplo, la agricultura necesita suelos fértiles y agua limpia, mientras que la industria pesquera depende de mares y ríos saludables.
Por otro lado, las empresas tienen un impacto significativo en los ecosistemas a través de sus operaciones. Las prácticas insostenibles pueden llevar a la deforestación, la contaminación del agua y el aire, y la pérdida de biodiversidad. Por eso, muchas empresas están adoptando prácticas más sostenibles y responsables, no solo por razones éticas, sino también para asegurar la viabilidad a largo plazo de sus operaciones.
Sin embargo, de acuerdo con el Global Private Sector Stocktake: a través de la mirada del sector privado, el progreso del ODS 15 en el sector privado está estancado. Y no es de extrañar pues, como señala el mayor estudio en desarrollo sostenible y Agenda 2030 en España, el ODS 14: Vida Submarina y el ODS 15: Vida de los ecosistemas terrestres ocupan respectivamente el último lugar y antepenúltimo lugar de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) menos trabajados por las empresas españolas. Además, llama la atención que únicamente el 8% de las empresas españolas dispone de una política de diversidad.
Estos datos ponen de manifiesto la necesidad urgente de que las empresas intensifiquen sus esfuerzos en la protección y restauración de los ecosistemas. No solo se trata de una cuestión de responsabilidad ambiental, sino también de mitigación de riesgos y resiliencia. La degradación continua de los ecosistemas puede llevar a la escasez de recursos naturales, lo que afectará negativamente a las cadenas de suministro y, en última instancia, a la rentabilidad de las empresas. Por este motivo, debemos movilizar esfuerzos para financiar la conservación de la biodiversidad y acabar con las prácticas de degradación.
4. ¿Qué pueden hacer las empresas para mejorar la biodiversidad?
Adoptar prácticas empresariales sostenibles es buen negocio. No únicamente por el fortalecimiento de la resiliencia empresarial, sino porque también favorece la reputación corporativa y atrae el consumo y financiación comprometido con el medio ambiente. Aquí os dejamos algunas acciones claves:
- Evaluar y divulgar: El primer paso para mitigar el impacto de la empresa en los ecosistemas es realizar un análisis exhaustivo de la situación actual. Este análisis servirá como base para establecer objetivos claros y medibles, así como para realizar evaluaciones periódicas que permitan monitorear los avances y detectar áreas de mejora en la estrategia. Toda esta información debe ser recopilada en un informe detallado y comunicado a los stakeholders para mantenerlos informados sobre los progresos realizados.
- Invertir en tecnología e innovación: estas dos son grandes aliadas para mejorar la eficiencia energética, adoptar energías renovables, optimizar procesos de producción y logística, y gestionar residuos y reciclaje. Todo ello con el objetivo de mitigar los impactos negativos de la actividad de la empresa y reducir su huella ambiental.
- Adoptar políticas de adquisición sostenible de materias primas e imponer criterios de sostenibilidad a proveedores: esto implica garantizar que las materias primas y otros insumos utilizados en la producción se obtengan de manera responsable y ética. Con ello no solo se protege a los ecosistemas, sino que también se asegura la sostenibilidad a largo plazo de los recursos necesarios para las operaciones empresariales.
- Promover la inclusión y equidad en las comunidades en las que operan: Es fundamental incorporar a comunidades locales y pueblos indígenas en los procesos de toma de decisiones. Aunque representen solo el 5% de la población, juegan un papel crucial como guardianes del 80% de la biodiversidad.
- Fomentar alianzas que busquen la conservación de la naturaleza: nuestro Laboratorio de ideas internacional sobre biodiversidad puede ayudar a construir enfoques holísticos para abordar la triple crisis planetaria en alianza con otras empresas.
- Basarse en soluciones científicas basadas en la naturaleza (SBTN): las empresas pueden aprovechar ecosistemas saludables para proteger a personas, optimizar infraestructuras y salvaguardar un futuro estable y biodiverso. La red finlandesa del Pacto Mundial de la ONU dispone de un documento con Experiencias corporativas al aplicar la guía de Science Based Targets Network para establecer objetivos de naturaleza (en inglés) que podrán elevar la experiencia al siguiente nivel.
Además de todo lo anterior, las empresas que deseen tener un impacto positivo en la naturaleza pueden hacerse parte de Business for Nature, una coalición formada por más de 100 organizaciones con la que colabora el Pacto Mundial de la ONU. Entre los materiales, las empresas que lo deseen pueden encontrar un manual con recomendaciones para la elaboración de estrategias empresariales para la naturaleza que ha lanzado la campaña It’s now for Nature.
En definitiva, la humanidad y las empresas tienen un rol fundamental en la conservación de la biodiversidad. Es hora de que cada empresa asuma su responsabilidad y tome medidas concretas para proteger y restaurar los ecosistemas. Hagamos honor al lema del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas y convirtámonos en la #GeneraciónRestauración.
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